viernes, 7 de septiembre de 2012

Dulce pérdida de la identidad.


15 de Febrero, 2012.


Podemos observar a una adolescente que busca desesperadamente la aceptación de aquellos que se esconden detrás de las redes sociales. Quiere ser una muñeca de metro ochenta que se hace fotos expulsando el humo de su cigarro mientras le muestra al mundo entero sus numerosas dilataciones y el póster de aquel grupo tan adorado por todas aquellas quinceañeras que desean ser iguales las unas de las otras. Quiere ser una más.

Tiene a su alcance varias mentiras que, como bombas, arrojará en cualquier momento y explotarán en su ambiente. Se inventará falsas historias para captar la atención de sus fieles seguidores internautas; desde el repetido y efectivo 'Sufro bullying' hasta el delicado e intocable 'Me auto-lesiono'. Pero, ¿qué más da de qué se trate? Al fin y al cabo, sólo servirá para aumentar su falso ego y su inexistente autoestima. Es más, nada de lo que les cuenta es cierto. Su vida es perfecta. Tiene una vida tranquila. Tiene amigas con las que gastar pesadas bromas telefónicas por las tardes.Tiene padres que se preocupan por ella. Tiene un impecable historial académico. Pero no es suficiente. Ella desea ser la princesa de la red. O quizás se atreva a ser la reina. Dentro de unos meses lo veremos.


21 de Julio, 2012.


Han pasado seis meses desde que vimos a esa chica tan obsesionada y desesperada por la aceptación de los demás. Definitivamente, no hay ni rastro de su identidad. Ahora, su felicidad se mide según los seguidores que obtiene en las distintas redes sociales. Ahora, ya no escribe lo que siente, sino que escribe lo que los demás quieren leer. Ahora, su vestimenta se basa en camisetas de grupos musicales de los cuales desconoce el nombre. ¿Por qué? Porque cualquier chica que desee triunfar en el asqueroso mundo de Internet, debe tener eso. 

Realmente, ha cambiado. Mucho. Y lo ha hecho, cómo no, de manera negativa. Dejando atrás sus principios y convirtiéndose en el estereotipo de chica que más abunda en esas estúpidas redes sociales. Ella se sentirá feliz. Se sentirá llena gracias a los constantes halagos de sus admiradores. Pero, llegará un momento en el que se sentirá vacía. Vacía y sola. Se sentirá estúpida y no entenderá qué le ha pasado. Y aunque intentará ocultarlo escondiéndose detrás de su longboard, no lo conseguirá.

¿Es esto lo que querías, pequeña inocente? ¿Buscabas la aceptación de los demás? Enhorabuena. La has encontrado. Ahora te toca ir a por tu propia aceptación.

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